El sistema inmunológico es más que un simple mecanismo de defensa. Funciona como un radar biológico y energético que está en constante diálogo con el ser. Responde no solo a los estímulos físicos, sino también a la resonancia de los pensamientos, las emociones y las verdades que no se expresan. Este centinela interno tiene la capacidad innata de discernir entre lo que es auténticamente parte de la esencia de un ser y lo que no le pertenece.
Cuando hay coherencia interna —una alineación entre las acciones, los pensamientos y la verdad personal—, el cuerpo lo reconoce y se fortalece. Una vida vivida desde la autenticidad nutre al sistema inmunológico, reforzando su misión. Sin embargo, en momentos de incoherencia, el cuerpo emite señales. Es posible que el éxito externo, el estatus o el reconocimiento social sean evidentes, pero el cuerpo guarda la memoria de la distancia que hay de la propia verdad. En esos instantes, la vitalidad puede debilitarse,manifestando un llamado a corregir el rumbo.
Escuchar al cuerpo, en este sentido, es ir más allá de la sensación física. Es un acto de sintonizar con una sabiduría del alma que busca la alineación y la sanación. Esta escucha invita a detenerse para preguntarse si se vive el camino propio o el de otro, si se honran los valores o se cede ante el miedo.
La práctica meditativa o yóguica es un espacio para reconectar con esa voz interna. A través de la quietud y la respiración consciente, se puede aprender a sintonizar ese radar interno, a reconocer las señales de incoherencia y a encontrar la valentía para alinear el camino. Es un gesto de amor y un retorno a la propia verdad. La práctica es el puente que une el mundo interior con el exterior, una herramienta para silenciar el ruido y escuchar la verdad interna, permitiendo que el cuerpo y el alma vivan en unísono.
Y aunque esta alineación interior aporta claridad y fortaleza, no significa que el camino esté libre de desafíos. La vida, en su profunda sabiduría, a menudo nos presenta retos físicos o emocionales que forman parte de nuestro aprendizaje y rectificación del alma (tikun). Lo que sí nos ofrece la coherencia es la fuerza interna para abrazar esos desafíos con humildad y gracia, sabiendo que incluso en la enfermedad hay una oportunidad de crecimiento y de conexión con nuestra verdad más profunda.
Que con humildad nos abramos a la profunda sabiduría de nuestro cuerpo, reconociendo en cada desafío una oportunidad para la rectificación de nuestra alma.
Que nos liberemos de las auto justificaciones y busquemos alinear nuestra voluntad con la de la verdad, permitiendo que la gracia y el bienestar se manifiesten en la medida de lo que sea necesario para nuestro mayor crecimiento.
Que cada uno de nuestros pensamientos, emociones y acciones se convierta en una ofrenda para nuestro servicio a la luz divina.
Que así sea.
R-I-62
No hay comentarios:
Publicar un comentario