En muchos momentos de la vida, surge la pregunta:
¿Qué es lo que realmente soy?
Y una de las respuestas posibles es esta:
un canal, un medio, una forma a través de la cual la Luz puede manifestarse.
La Luz no cambia.
Es una. Constante. Pura.
Lo que varía es cómo se expresa, cómo se percibe, cómo se comparte.
Lo que hace que una vela, una lámpara o un proyector emitan una luz distinta
no es la fuente misma… sino el recipiente.
La estructura, el filtro, la materia a través de la cual esa luz se proyecta.
Y así también ocurre con la conciencia humana.
Cada ser es un tipo de recipiente.
Cada historia, cada cuerpo, cada emoción, cada pensamiento,
forma parte de ese molde que permite que la Luz —la sabiduría, el amor, la vida—
tome una forma única al pasar por él.
Desde esta mirada, el trabajo no es crear la Luz,
ni tampoco buscarla afuera,
sino preparar el canal interior.
Afinar la percepción.
Cuidar los sentidos.
Ser conscientes de lo que se permite entrar:
a través de los ojos, de los oídos, de la palabra, de la boca...
Todo lo que entra, transforma.
Y lo que se transforma en el interior,
modifica el modo en que la Luz se expresa hacia el exterior.
Cuando el recipiente está más limpio, más equilibrado, más abierto,
la Luz puede atravesarlo con más claridad.
Con menos interferencias.
Con mayor alcance.
Este proceso no tiene urgencia, pero sí dirección.
No exige perfección, pero sí presencia.
Cada elección consciente es parte de ese refinamiento.
Y en ese refinamiento,
no solo se transforma la vida interior…
sino también el mundo que rodea.
Porque un recipiente que deja pasar la Luz,
la expande.
Y esa expansión, inevitablemente, toca a los demás.
Que podamos seguir puliendo, con paciencia y amor,
el recipiente que somos.
Que cada decisión consciente nos permita reflejar con mayor pureza
la Luz que nos atraviesa.
Que sepamos cuidar lo que dejamos entrar,
para ofrecer al mundo lo mejor de lo que cuidamos dentro.
Y que, paso a paso,
seamos canales cada vez más claros de esa presencia luminosa
que habita en lo profundo.
Amén.
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